Por Rutu Ruparel

La jubilación suele considerarse el final de la trayectoria profesional, un periodo para relajarse y saborear los frutos de largos años de arduo trabajo. Pero para algunos es el comienzo de una nueva aventura: crear una empresa. A diferencia de lo que comúnmente se cree, emprender un negocio tras la jubilación no sólo es posible, sino que además puede tener mucho éxito. En este artículo exploramos el ámbito del espíritu empresarial en la tercera edad, tomando como inspiración a figuras ejemplares como los fundadores de KFC y Home Depot.

El auge del emprendimiento en la tercera edad:

El panorama empresarial actual está en constante evolución, y la edad ya no es un obstáculo para el éxito empresarial. Gracias a los avances tecnológicos, a un mayor acceso a recursos y a los cambios en las perspectivas sobre la jubilación, cada vez son más las personas que se inician en el mundo empresarial a una edad más avanzada. La decisión de crear una empresa tras la jubilación suele surgir del deseo de realización personal, independencia económica y de la oportunidad de dejar un legado.

Ventajas de iniciar un negocio después de la jubilación:

Trayectoria y pericia: los jubilados generalmente cuentan con una vasta trayectoria y pericia que adquirieron a lo largo de su vida profesional. Este conocimiento puede ser invaluable al emprender un negocio, ya que es probable que hayan enfrentado diversos desafíos y hayan desarrollado habilidades efectivas para resolver problemas.

Capacidades: el tiempo transcurrido en el mundo laboral suele traducirse en la adquisición de un amplio conjunto de habilidades. Los jubilados pueden haber perfeccionado habilidades como el liderazgo, la comunicación, gestión de proyectos y la creación de redes de contactos profesionales, todas ellas vitales para triunfar como empresario.

Estabilidad financiera: la mayoría de los jubilados logran alcanzar un nivel de estabilidad financiera. Esta seguridad económica puede servir como colchón al emprender un negocio y reducir el estrés asociado con la incertidumbre financiera.

Flexibilidad de horario: a diferencia de los empresarios más jóvenes, que podrían tener compromisos familiares o laborales, los jubilados suelen tener más flexibilidad en sus horarios. Esta flexibilidad les permite dedicar todo el tiempo que deseen a sus proyectos empresariales, sin las limitaciones de un típico trabajo de nueve a cinco.

Contactos Profesionales: los jubilados suelen contar con una amplia red de contactos que establecieron a lo largo de su trayectoria laboral. Estas conexiones pueden abrirles puertas con posibles clientes, socios, proveedores, mentores e inversores, lo que facilita el crecimiento de su negocio.

Dificultades y factores a considerar:

Dificultad para obtener el capital inicial: los jubilados pueden tener dificultades para conseguir capital inicial para sus proyectos empresariales. Las fuentes tradicionales de financiación, como préstamos o inversores, pueden mostrarse reacios a invertir en empresarios mayores. Esto podría significar la necesidad de encontrar otras formas de financiar sus ideas empresariales, como utilizar sus ahorros personales o explorar fuentes de financiación alternativas.

Desafíos tecnológicos: para los jubilados que no crecieron en la era digital, mantenerse al día con la tecnología en constante evolución puede ser un desafío. Aprender a utilizar nuevos programas informáticos, plataformas de marketing en línea y herramientas de comercio electrónico puede requerir tiempo y esfuerzo adicional.

Problemas de salud: a medida que las personas envejecen, suelen ser más conscientes de su salud y longevidad. Los jubilados, en particular, pueden preocuparse por su capacidad para gestionar las exigencias físicas y mentales de la actividad empresarial, sobre todo si el trabajo conlleva largas jornadas o tareas que exijan un gran esfuerzo físico.

Cambio de mentalidad y habilidades: pasar de una carrera estructurada al mundo dinámico del emprendimiento exige un cambio de mentalidad y de aptitudes. Los jubilados pueden tener que adoptar nuevos métodos de trabajo, aceptar la incertidumbre y desarrollar rasgos empresariales como la disposición para asumir riesgos e innovar.

Ejemplos de emprendedores en la tercera edad:

El coronel Harland Sanders, fundador de Kentucky Fried Chicken (KFC), es uno de los casos más emblemáticos de emprendimiento en la tercera edad. Sanders comenzó a vender su famoso pollo frito en un restaurante de carretera en Corbin, Kentucky, durante la Gran Depresión. Sin embargo, no fue hasta los sesenta años cuando franquició KFC, y lo transformó en una cadena mundial de comida rápida.

Bernie Marcus y Arthur Blank se asociaron para crear The Home Depot en 1978, ambos en la quinta década de sus vidas. A pesar del escepticismo de los expertos del sector, lograron convertir a The Home Depot en el minorista líder en mejoras para el hogar de Estados Unidos, lo que marcó un hito en la industria minorista.

La historia de Ray Kroc con McDonald’s también ilustra el potencial del emprendimiento en la vejez. Kroc se unió a McDonald’s en 1954, a los 52 años, y desempeñó un papel fundamental en la expansión de la empresa mediante franquicias. Su visión y determinación impulsaron a McDonald’s a convertirse en un gigante global de la comida rápida.

Asimismo, la abuela Moses, conocida por sus pinturas de arte popular, emprendió su camino artístico a los 78 años. A pesar de empezar tarde, obtuvo un amplio reconocimiento y se convirtió en una figura notable del mundo del arte.

Estas empresas demuestran cómo la jubilación se puede presentar como una oportunidad para crear empresas exitosas… ¡algo que tú también puedes hacer!

Traducido al español por Josué Palacios. Encuentra la versión en inglés aquí.