
Claudio López es originario de la Ciudad de México y ha vivido en Estados Unidos durante varios años, ya que su esposa, Irma Orozco, es tejana. Desde joven, López comenta que el arte siempre ha sido una de sus pasiones. “Siempre me ha gustado trabajar con las manos, y durante mi adolescencia cultivé el dibujo y el arte; ya como adulto, comencé a pintar y experimenté con estilos como el realismo, el abstracto y el neorrealismo”, expresó.
No fue sino hasta 40 años después que López decidió combinar su habilidad artística con una carrera profesional, y fue entonces cuando se convirtió en diseñador de joyas. “De niño recuerdo haber visitado talleres de diseño de joyería con mi papá, quien tenía un negocio de relojería y joyería en la Ciudad de México. Me fascinaba ver cómo los maestros trabajaban el oro, la plata y las piedras, y luego pulían las piezas hasta convertirlas en joyas brillantes”, contó.
Comenzó a fabricar joyería artesanal en 2011 y empezó a vender en eventos locales en San Antonio y sus alrededores. En 2012 lanzó su sitio web, pero pronto se dio cuenta de que necesitaba aprender nuevas técnicas para diversificar sus diseños. Por eso, se inscribió en Austin Community College, donde aprendió los fundamentos de la orfebrería y la engastación de piedras, y estudió el trabajo de maestros como Peter Carl Fabergé, René Lalique y Jacques Cartier. En 2016 obtuvo su título de Asociado en Ciencias Aplicadas en Joyería en ACC.
López cree que se necesita pasión por el arte y la creación para emprender un negocio en el que se utilice la imaginación, las manos, y se decida mostrar y vender obras a otras personas.
“Como en cualquier otro ámbito del arte y la artesanía, hay personas muy solidarias y otras que son críticas”, comentó. “Pero si sabes que esta actividad es tu pasión, lo único importante es poner tus ideas en acción”.
Como joyero, López diseña todas sus piezas y disfruta incorporar el diseño abstracto en su trabajo.
“Como joyero, decido qué hacer de la misma manera en que lo hace un artista plástico; la diferencia es que mis medios son los metales como el oro, la plata, el cobre y la resina, y el producto final son collares, aretes, anillos, dijes y pulseras”, explicó. “Solo necesito saber cómo trabajar con metales, fuego y piedras, que enriquecen mi paleta de colores”.
López tiene algunos diseños clásicos que sigue, pero cuando un cliente le solicita una pieza personalizada con un diseño específico, él sigue esa guía. Comenta que fue su esposa quien primero contactó a Economic Growth Business Incubator (EGBI) para aprender cómo manejar un negocio y ayudarlo con la nueva empresa que comenzó hace 13 años: un Mercado Artesanal donde artistas latinos pudieran tener un espacio para vender su arte.
EGBI ofrece múltiples formas de apoyo a los empresarios, incluyendo asesoría personalizada, entrenamientos, y servicios de apoyo.
“Desde entonces, hemos apoyado a EGBI y consideramos que la misión de esta institución es formativa, ayudando a las personas a iniciar sus negocios”, afirmó. “En el pasado, también hemos invitado a clientes de EGBI a vender en el mercado de arte latino, que actualmente se lleva a cabo el primer y tercer sábado del mes de 10 a.m. a 4 p.m. en el centro de Austin.”
Si le gustaría agendar una cita con un asesor de negocios de EGBI, visite:
https://egbi.org/coach/